Aquí publicaré temas de psicoanálisis, cine, literatura. Algo de lo que veo y leo en nuestra ciudad
















viernes, 30 de marzo de 2012

Tenemos que hablar de Kevin


 
Tenemos que hablar de Kevin
 Atención: Si no ha visto la película, y le molesta saber de ella, no siga leyendo.
 Esta es la película acerca de un niño malo. De un niño tan malo tan malo que sabemos desde el principio que acabó en la cárcel. Y como la madre va a visitarlo sola, también sabemos que posiblemente mató al resto de la familia. Pero es también el relato de la relación con la madre y la familia. Y eso es lo que me irrita: que es increíble. He aquí un matrimonio joven, exitoso, se ve que tienen dinero y, sobre todo, una buena relación. Y tienen un niño, que desde el principio es insoportable. Y cuando la madre se queja el padre dice: pero si es majísimo. Fin de la conversación. Y cuando el niño tiene 7 u 8 años se hace caca encima. Pero no va a ningún especialista. Ojo, profesionales exitosos de USA. Y, no nos engañemos. Si un niño se hace caca, y la madre lo echa en un cambiador como si fuera un bebé, y le limpia el culito, es para consultar. Durante toda la peli no aparece nadie más: ni familia, ni amigos, ni profesores. No vale la pena seguir con el tema de la niña.
Una peli que parece que quiere hablar de algo, pero no se sabe de qué.¡Ah! Y todos hablan de la actuación de Tilda Swinton, actriz que me encanta. Pero que aquí pone cara de pasmada y no la cambia en toda la peli,
Y otra cosa...¿Habéis visto la cantidad de pelis centradas en casos clínicos? Melancolía, Shame, e incluso, Redención.


jueves, 15 de marzo de 2012

La angustia

La sensación de falta de tono vital, de ganas para hacer ciertas cosas, incluso cierto desasosiego en la vida cotidiana nos hacen recurrir a la expresión “angustiado”. Porque no se confunde con los nervios, por ejemplo, que se nos ponen en la boca del estómago frente a una situación importante, como una cita o una entrevista de trabajo.
La angustia, de alguna manera, nos pone nerviosos porque no sabemos qué hacer con ella. No siempre podemos atribuirle una causa, ya que, si nos ha ocurrido algo malo, una desgracia, un accidente, ¿por qué  no nos ponemos tristes, que sería lo lógico?