Aquí publicaré temas de psicoanálisis, cine, literatura. Algo de lo que veo y leo en nuestra ciudad
















domingo, 17 de enero de 2010

Cuando estoy enamorad@ sufro


- Desde que estoy enamorada no vivo. En realidad, ni siquiera sé cómo ocurrió. Porque no hubiera creído que alguien así pidiera quererme a mí. Si no soy tan guapa, ni tan... Vamos, que no es que esté tan mal, pero tampoco sobresalgo. Eso me tiene alterada... qué habrá visto en mí? Porque si no lo sé... ¿cómo estar segura de que mañana no me dejará?
O sea que cuando tienen algo que no tenían antes, ya piensan en perderlo. Creen que son ellos los que han provocado el amor, en lugar de que es algo que el otro depositó en ellos. Suelen también sufrir por no poder estar siempre con el otro.
- Cuando estoy con ella (o él) estoy tranquila. Pero en cuanto se marcha, empieza el sufrimiento. Quisiera que esté siempre conmigo. Aunque en realidad, también cuando estamos juntos... si la veo que se queda como abstraída, pensando, ya me pongo.... Soy un poco pesado, lo entiendo, pero es que cuando estoy enamorado... Entonces creo que aunque está conmigo está con ... o que piensa en su ex... o me da igual. Aunque fuera que piensa en la compra. Lo cierto es que no está conmigo...
El amor es posesivo. Quiere hacerse uno con el otro. No es una cosa de las personas. Es cosa del amor. Otra cosa es creerlo. Es decir, querer suspender la vida por el amor. Una persona decía en la consulta: Ahora estoy mal en esta ciudad. Porque vine aquí por él.
Este es un argumento muy común: creemos que hacemos las cosas por el otro. Cuando en realidad podría decirse: quise que él fuera la causa de mi hacer. Pero soy yo la que ha tomado la decisión de creer que hago las cosas por los hombres. Soy yo la que renuncio a pensar que actúo con libertad. En libertad.
Amor nos quiere sólo para él. Otra cosa es obedecerle. Los celos, el sentimiento de posesión, no son signo de más amor. El que nos cela más, el que nos pregunta siempre dónde vamos, con quién hablamos, el que quiere ser nuestra amiga, nuestro amigo, madre, padre, amante, etc. no nos quiere más. Quizás nos quiere más el que es capaz de amar nuestra libertad, nuestro crecimiento.
El sufrimiento, la angustia tiene a veces que ver con la comprobación de que ni aún enamorados lo somos todo para el otro, ni lo es todo el otro para nosotros. Y eso trae importantes consecuencias: no estamos solos, y, en tanto humanos, necesitamos de los demás con los cuales debemos establecer lazos, pactos, que trascienden los amorosos.
Claro que a veces no queremos saber nada de esto, y aparece entonces el sufrimiento, la ansiedad, la angustia que a veces convierten la felicidad de haber encontrado pareja en fuente de llanto y desesperación. Pero se puede aprender a amar de otra manera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario